Desde mi isla en medio de la nada quiero ser observador pero las mareas me arrastran, el sol me quema y las tempestades me dañan.
Observo el mundo a mi alrededor, a mí mismo al espejo y me pregunto quién soy y dónde me encuentro. Por más que me lo pregunto no aparecen las respuestas. No veo refugios, no intuyo salidas, no veo sentido a ningún camino. Ni la desesperación me lleva a ninguna parte.
Se que estamos al final de un tiempo y desconozco la fecha final de caducidad de todo el montaje que entre todos hemos construido, pero huele a podrido. No hay lucha que la salve, no hay doctrina que la transforme porque nosotros, todos nosotros, estamos vencidos. Sólo quedan valientes perdidos en batallas inútiles. Sólo quedan héroes aislados que blanden espadas al aire y al que siguen unos cuantos.
Ya no hay esperanza. Ya no hay tiempo. Sólo quedamos nosotros mismos. Mirarnos dentro y preguntarnos si podemos conocernos, comprendernos, perdonarnos y llevar nuestra existencia hacia algún punto no muy lejos del corazón donde encontremos la paz.
Lanzo pues mi mensaje al confín de los mares.
1 comentario:
Bonito mensaje dentro de esa botella llena de ilusión y felicidad. Mary Paz.
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