domingo, 2 de septiembre de 2007

Puertas


Puerta abierta de una casa.
Puerta cerrada de un alma.
Hoja de madera que se abre,
hoja del alma que cierra.
Que triste la visagra
que abre y cierra;
qué alegre el póstigo que llama.
Madera que el tiempo
resquebraja,
tiempo que la puerta atrapa
y retuerce vetas,
descubre nudos.
Tiempo que el alma
resquebraja,
retuerce recuerdos
y decubre amores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La persona es una inmensa puerta, unos la mantienen abierta, otros cerrada a todo y a todos. Tras esa puerta joven, algunos y vetusta otros, se plasman las grietas que la vida nos depara, la experiencia, amores, errores, triunfos, etc.Lo has reflejado de una forma genial. Soy de la opinión de que es mejor que mantengamos la puerta "abierta" a los acontecimientos, pero siempre cerrarla a lo que no nos convenga o nos haga daño, que no nos depare nada positivo. Un beso muy muy fuerte, Mary Paz Ramos.